Sé lo que están pensando: Entonces, ¿no cuenta que tenga una cara bonita, sea exitosa, inteligente, comprensiva, tierna? Y la respuesta es: En la mayoría de los casos, no. Los hombres son 100% visuales, y dicen que se fijan en las chicas más delgaditas porque inconscientemente atraen su instinto de protección al parecerles indefensas y frágiles (Dicen!).
Ahora bien, lo que he podido observar es que los hombres tampoco son tan selectivos a la hora del 53X0. Se podrían c0ger (ups!) a un elefante, pero no serían capaces de presentarlo ante sus amigos, familiares o colegas de trabajo, porque entre mejor CV10 (ups!) tenga la vieja, mayor será su estatus dentro del grupo y viceversa. Qué pena que un CV10 sea el parámetro para medir su hombría.
En otras palabras, desgraciadamente para las gorditas será relativamente fácil tener noches casuales de 53X0 o incluso una relación amorosa (dentro de cuatro paredes o lugares oscuros), pero sufrirá mucho para encontrar al príncipe azul que tanto sueña, porque él no podrá soportar la presión social y las burlas de la gente y preferirá no tener una relación formal con ella.
¡Ahí está la clave! Voilá!
La presión social se puede sentir de la misma manera si la pareja es “diferente”, es decir: no tiene un brazo, una pierna, un ojo, es negrito, viejo, tiene tatuajes enormes, es barrendero, etc. A la sociedad le molesta tanto la gente diferente, precisamente porque los defectos de los demás, resaltan sus propias inseguridades.
Y una relfexión más: En el tema del sobrepeso, sólo las mujeres salimos mal libradas, porque un hombre gordito no tiene ningún problema en conseguir novia, en casarse o en estar asediado por varias mujeres guapas y delgadas. Una vez más salimos perdiendo.
La buena noticia es que las gorditas podemos bajar de peso, para recuperar nuestra autoestima, ponernos la ropa que tanto nos gustaría y de paso, tener a tantos hombres como se nos antoje, pero a la sociedad NUNCA se le saldrá la mierda de la cabeza y eso, amigas, hay que aprender a manejarlo, porque la gente siempre hablará, de una o de otra cosa, si no es de los kilitos de más, será de “pa’ cuándo la boda”, o cosas por el estilo.
Tomemos la decisión que más nos convenga: Perdamos los kilos que nos sobran o dejemos de escuchar el “qué dirán” y sigamos felices con nuestro cuerpo. Es una decisión muy personal. Éxito en cualquiera que ésta sea.